Un fresco día de primavera se sienten fuerzas ilimitadas y todo parece posible.
Un caluroso día ,trabajar con la azada bajo el sol resulta abrumador.
Así que una de las tareas del jardinero es cuidar su propia mente, no dejarse llevar por la desazón o por la euforia y procurar siempre mantener el equilibrio. Las malas hierbas deben eliminarse en su momento, los capullos de las rosas marchitas se deben cortar, las tomateras tienen que ser atadas en su día y uno no puede permitirse perder fuerzas en pensamientos de debilidad, de monotonía o dejadez.
El Jardín Interior.
Así que mis pensamientos forman parte del Jardín. MI mente es como un jardín en mi interior. Antes de cultivar un nuevo rincón tengo que desearlo, pensar en ello, reunir las fuerzas para emprenderlo... y me doy cuenta de que sólo puedo hacerlo si tengo armonía, paz.... amor en definitiva.
Así que también el Jardín interior requiere un duro trabajo.
El amanecer en invierno desde la ventana . |