Renace el invernadero.


Como el Ave Fénix ó como La Fenice de Venecia, el invernadero ha renacido de sus cenizas, mejor dicho de sus ruinas. Bajo el peso de la nieve de  este invierno cedieron los arcos, cayó el plástico sobre los puntiagudos tutores de las tomateras y se agujereó en varios sitios.


A grandes males, grandes remedios:

! Oh,  qué excelente oportunidad para  levantarlo de nuevo más perfeccionado!

He aquí el resultado:



 Esta vez, en vez de hacerlos en casa, compré arcos ya preparados . 

Como el anterior invernadero estaba montado sobre una estructura de bloques de obra, necesitaba unos arcos a medida. 

Tras larga búsqueda sin éxito en Internet resultó que "por casualidad" ( ¿existen las casualidades? ) en un taller  cercano vi al pasar por la carretera unos arcos. Me detuve a preguntar y  !oh, maravilla!  eran del exacto tamaño que necesitaba y además tenían previsto un viaje muy cerca de nuestra casa. ( No es simple el transporte de arcos de 5,5 metros). No lo dudé. Viva la sincronicidad.




 Helos aquí: Son 6 arcos de tubo de 1 pulgada (32 mm) de diámetro, de una pieza y con una "cuerda de arco" soldada para darle solidez. Los arcos se separan  entre 1m. y 1,20 metros entre si, unidos por otros tubos que simplemente encajan en una patillas soldadas al efecto, como se ve en la foto inferior.




 Así queda construido como si fuera una araña de 12 patas que prácticamente se aguanta por sí misma. Puede tener la longitud que se desee, pues solo es cuestión de añadir más arcos.
Cada pata se ancla después al terreno con un hierro  de 40-50 cm. ,que se hinca en el suelo a martillazos.



Antes de poner el plástico he puesto en lo más alto de la cumbrera, 6 alambres  tensos de extremo a extremo para que el plástico no pueda abombarse y acumular nieve , sino que ésta pueda resbalar mejor.







La estructura de puertas es la que ya existía antes, casera pero eficaz. 
Venden también arcos  con puerta ya incorporada para cerrar adelante y atrás, pero son caros y no los necesitaba.



Helo aquí en visión global listo para plantar.



 

El plástico es el mismo, con los agujeros reparados muy fácilmente con una cinta transparente autoadhesiva, que se fabrica  para eso.











Y por fin: Las primeras lechugas, creciendo entre el  acolchado con BRF








  

El termómetro no engaña: La mínima de la noche fueron 5º C. Dentro al mediodía algo más de 40ºC. En ese mismo instante, fuera del invernadero laTª era de 14º.






Algunos detalles técnicos:

-- La ventilación, tan  importante en el verano, se hace simplemente abriendo las puertas; habitualmente basta con una, y en pleno verano se abre delante y atrás creando una corriente que renueva el aire.

-- La altura central es de 2,90 m. y el ancho 5,5 m. Eso da una altura cómoda para andar por toda la superficie para las tareas diarias. Sería poca altura  para pasar un motocultor por los lados  sin dañar el plástico, pero con el sistema de bancales elevados y acolchado, ese trabajo no es necesario y basta solo una herramienta manual cuando hay que mullir un poco el terreno.

-- El riego es gota a gota con programador. Eso evita tener que entrar en verano a trabajar con 50 grados, y solo se ha de entrar para la cosecha y mantenimiento. A principio de temporada, en las plantaciones, basta una ligera manguera para riegos puntuales, y el programador no lo pongo hasta que todo está ya crecido.

-- En el suelo de los pasillos,  hay instalada malla antihierbas que alivia mucho el trabajo. La única hierba que no consigo controlar es la correhuela,( Convolvulus arvensis ) que tiene tal red de raíces profundas y largas que por mucho que la arranques siempre aparece de nuevo.

-- En el interior hay 2 bancales centrales de 5m. de largo por 1m. de ancho y otros dos laterales  de 6m de largo por 70 cm. de ancho. Total unos 18 m2 de bancal profundo. El año pasado, este trocito alimentó: 10 matas de berenjena, 3 hermosas acelgas que perduraron desde el año anterior, 2 enormes matas de calabacín, 4 de pepino trepando sobre una rejilla, 12 tomateras, 4 matas de tomate Cherry que produjeron tanto que no alanzábamos a recogerlos, unos 10 pimientos de varias clases, albahacas dispersas de esas que huelen cuando  sin darte cuenta las rozas, lechugas en varias tandas y 6 matas  bajas de  riquísima judía verde. En fin que el esfuerzo del invernadero merece el trabajo que se invierte en él.


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