HISTORIAS DE LOMBRICES.

Hoy he dado la vuelta al compost.  Cuando el día es fresco resulta  una tarea agradable que requiere tan solo una horca y  más habilidad que fuerza;  pero bajo el sol intenso resulta un trabajo  bastante  pesado. 

Mi mente, siempre dispuesta a ayudar, intenta distraerme: deja a los brazos hacer su trabajo mientras ella vaga por otros caminos. 

Viendo las lombrices tan hermosas del compost, me ha traído la siguiente historia de lombrices:


En la película "Siete años en el Tibet", un joven y y arrogante Brad Pitt interpreta a un joven y arrogante ingeniero alemán, que estando  escalando  en el Himalaya queda atrapado sin poder salir del Tibet durante la segunda guerra mundial. 

En un momento dado, es requerido  como ingeniero por un  muy joven Dalai Lama , gustoso de la tecnología moderna de su tiempo, para que le construya  un cine. Utilizando un automóvil para producir electricidad  para la proyección, en un país que aún no tiene energía eléctrica, llega la hora de construir el edificio. 

Apenas los trabajadores tibetanos empiezan a cavar para unos cimientos, se escucha gran revuelo. El ingeniero se persona en la obra y pregunta qué sucede.

"Lombriz, lombriz, no herir lombriz" explican  los tibetanos . Al final, la excavación se lleva a cabo salvando una por una las lombrices que van apareciendo y depositándolas a otro lugar.

 Entendido en el contexto de  la cultura tibetana, toda vida es sagrada.  También cada lombriz. No me resulta extraño, pues ellas son la fertilidad del suelo. En un clima tan hinóspito como el del Himalaya cada vida es realmente importante. La fertilidad resulta un bien precioso.

En nuestra cultura lo llamaríamos "proteger  un ecosistema de alto riesgo".  En otro tiempo y otro lugar se dice que" toda vida es sagrada". Las palabras no me importan. Lo importante es cuidar esa lombriz.


Es curioso que en los tierras y climas extremos  sea mayor el respeta a la vida. También es más sagrada la hospitalidad en el desierto, en la tundra, en la estepa de Mongolia,  en la pobreza de Africa o Sudamérica; incluso en el océano.

 Todas estas cosas acuden mientras el montón de compost se va trasladando. He aquí la imagen.
   

Hemos comido la primera lechuga del año. Suave y verde; delicada y sabrosa. Recién cogida del invernadero. Entre estas dos fotos median exactamente 31 días de crecimiento.


 



 Gracias a la vida que me ha dado tanto....





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