Cultivo tres jardines.


Zeb-Un-Nissa, poeta e hijo del emperador de persia,
escribió hacia el año 1650 estas delicadas lineas:

 "Canta extasiado el ruiseñor
  cortejando a la rosa 
en el jardín ya florecido;
pero sólo el jardinero sabe de las fatigas del jardín. 
Todo el día trabajó sin descanso bajo el sol
y sus  manos están heridas
por muchas, muchas espinas."

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 Yo cultivo en realidad tres jardines y en los tres encuentro estas palabras.

        Uno es el jardín externo, el de los árboles, las hortalizas y  las flores; el del murete de piedra, la hierba segada, el olor del romero y el rosal en flor. Es un jardín  visible para todo el que pasa por el camino y desea mirar.

       Este jardín , aunque busca la belleza de la naturaleza,  es  material,  es físico, es del elemento tierra  y requiere  esfuerzo físico, trabajo bajo el calor o el frío, y se construye con  herramientas pesadas y azadas. Es el jardín "exoterico", el de afuera.

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     Otro de los tres jardines es este blog.  Es el reflejo, la imagen "virtual" , del jardín anterior. 
No requiere del trabajo físico sino del de la mente, pues está construido de imágenes, palabras e ideas.
Tan sólo pretende transmitir en la distancia un leve reflejo de ese otro que llamamos "real".
 No se trabaja bajo el sol del verano , sino más bien en el invierno o en la  noche o en los días de lluvia y no necesita bastas herramientas sino una cámara de fotos, un ratón y un teclado.

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   Y hay un tercero que es el jardín interno. Está en el interior del  jardinero y  está construido con pensamientos, con silencios, con sentimientos.  Es el alma, la psique del Jardinero.  Este, es de los tres, el más difícil de cuidar. 

Plantar un bulbo en otoño confiando en que brotará en la primavera requiere  la cualidad de la esperanza.

Pensar que unos pequeños cipreses serán en su día un seto magnífico necesita  una gran fe.

Pasar ante el invernadero hundido bajo el peso de la nieve, sin dejarse abatir por  sentimientos de desazón, tristeza o ira, exige cultivar la virtud del desapego y  el optimismo de que puede levantarse de nuevo.

En este jardín, las zarzas que hay siempre que estar recortando son la pereza, la indiferencia, el enfado, la ansiedad y todos los demás sentimientos que, grandes o pequeños, no son constructivos sino de destrucción, no son hacia la vida sino hacia la muerte.

¿ Crecerían saludables las patatas  si las planto mientras estoy  alimentando pensamientos de ira tras cualquier tropiezo? o simplemente ¿ Mientras estoy aburrido deseando que llegue la hora de terminar? ¿ Serían tan buenas como cuando las cuido con la energía sutil del cariño?

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Los tres jardines son para mí  como laboratorios de alquimia, donde el plomo ha de  transformarse en oro.
 La  hermosa Flor de Loto ha de crecer en el barro.
 La zarza ha de compostarse para dar paso a la belleza y sabor de la humilde acelga . 
 El compost  ha de convertirse en rosa y tomate y manzanas.
 La ira en energía de determinación y claridad.
Los pensamientos de tristeza  en  sensibilidad y comprensión de la gran  belleza que nos rodea.
 El dolor tal vez en amor.


Lo espeso y lo sutil andan siempre de la mano.





Releyendo al gran Fufuoka

    Releyendo  " La revolución de una brizna de paja " , que no había cogido desde hace bastantes años,  me ha resultado ahora  tan actual como entonces. Me gusta la  sencillez con que se expresa , la paz que hay en sus palabras . Un técnico puede saber muchas cosas de su especialidad,  pero sólo un Maestro sabe expresarlo de forma tan sencilla que pueda ser entendido por todos y te llegue de verdad y sabes de algún modo que es así

     Masanobu Fukuoka dejó esta vida hace unos pocos años, cuando andaba ya cerca de los  100 . Era pionero en el cultivo natural, lo más natural posible, sin ponerle nombres pomposos a su método y sin pretender reconocimiento y fama, sino  movido sólo por una sintonía y  una comprensión interna de la naturaleza, a la que admiraba y amaba  por su belleza y perfección.

    Su vida y sus métodos pueden verse en Wikipedia. No le conocí personalmente, pero quiero compartir aquí algunas de las cosas que más me han llegado de sus palabras.


     Ante todo su sinceridad y su humildad. Deseaba poco para sí  mismo , la sencilla comida, a ser posible de su propia finca, donde cultivaba sobre todo cereales y mandarinos. Disponía en ella de unas pequeñas cabañas donde gente de todas partes venía a pasar temporadas para conocer " su método", a pesar de que allí tenían que irse a buscar el agua a la fuente, (  recuerdo que Le Petit Prince encontró alguien que había fabricado unas pastillas que sustituían al agua de bebida para así ahorrar tiempo. El principito exclamó: Si yo tuviera tiempo libre iría caminando  tranquilamente hasta la fuente para beber allí agua ),  tenían que trabajar duro en ocasiones, comer comida  supersimple que obtenían de la propia finca y carecíendo de las comodidades del mundo moderno. ¿Qué les movería a vivir esa experiencia?  ¿Tan sólo aprender un método de cultivo? o habría algo más que podían aprender del viejo maestro.

     Me han gustado unos párrafos donde explica cómo él veía a los agricultores  de los alrededores experimentando para cultivar mejor  y preguntándose:  ¿ Qué sucederá si hago esto o aquello en el cultivo ?  y él en cambio se preguntaba: ¿que sucederá si "no hago" esto,  si no paso el arado,  si no podo los frutales....?  El confiaba en la profunda sabiduría de la naturaleza e intentaba siempre el no-hacer, el intervenir lo menos posible. Hacía constantes referencias al no-hacer, al Wu Wuei del Taoísmo, a la simplicidad perfecta del Zen y a la idea de que tendemos a pensar y analizar demasiado y  no se llega así a la verdadera comprensión de las cosas.

    Dice: "En esta finca practicamos la agricultura del no-hacer y comemos cereales, hortalizas y frutas deliciosas y completas. Hay sentido y satisfacción en vivir cerca de la fuente de las cosas . La vida es música y poesía."
 
Un insecto afanoso en la flor del cardo

                  Qué distinta es la percepción de la rosa que tiene un pintor o en poeta  o un niño, de la que tiene un botánico que conoce su nombre y el número de sus pétalos y la variedad a que pertenece. Nuevamente, lo esencial  sólo se conoce con el corazón.


      En otro punto escribe:  "El fin último de la agricultura natural no es el cultivo de las plantas sino el cultivo de la perfección de los seres humanos". Un pequeño huerto es suficiente para alimentarnos, no es importante la cantidad, la productividad, sino nuestra actitud, nuestra evolución mientras cultivamos, mientras nos cultivamos. Así que la tierra que se cultiva y la persona que la cultiva son  una sola cosa. El arroz no piensa como debe crecer sino que lo hace, la persona no piensa como debe cultivar sino que cultiva.

De la parte técnica de su forma de cultivar  me quedo con:

---  la cobertura de los campos con  paja . Puesto que cultivaba cereales (  cebada y arroz  fundamentalmente ) el material de que disponía era la paja que depositaba después de la cosecha,  y a través de la que  crecía la siguiente cosecha.

--- No podaba los frutales, pues ¿ qué otra misión tiene un mandarino sino  crecer armoniosamente y producir mandarinas? Aunque explica que los que ya están podados  han perdido su patrón de crecimiento natural y al no podarlos se desarrollan alocádamente.

--- No usaba maquinaria de ningún tipo.En cierta ocasión  fabricó una máquina sencilla y eficaz  para sembrar el  arroz y la presentó al departamento de agricultura de su país. La respuesta fue: Su máquina es muy barata y fácil de producir y si la fabricáramos los agricultores dejarán de comprar los costosos tractores y las fábricas cerrarán y muchas personas se quedarán sin empleo. Así, la sembradora quedó en el olvido.

--- En realidad su forma de cultivar es la esencia de la Permacultura, aunque  pienso que Fukuoka aporta una visión  más profunda, más natural, más amplia... Más poética.


Hay vidas humanas 
que dejan una huella perdurable .
Que tocan los corazones 
de muchas otras personas 
que vinieron detrás.

 Gracias Fukuoka.


Imitando al bosque con B.R.F.

    Días antes de la nevada estuve fabricando B.R.F. para acolchar unos bancales  que estaban  aún al aire y al frío. Para quien no lo conozca, BRF  son las siglas en  francés  de Bois de Rameaux Fragmentes, o sea ramajes triturados.  Hay mucha información en la red, sobre todo en francés, y yo sólo voy a contar mi  personal experiencia.

     Desde hace tiempo tenía la idea de sustituir la paja por BRF. Es más rico en nutrientes  y  además de proteger, aporta  alimento a la flora y fauna del suelo;  de hecho, el suelo lo aprecia tanto que lo incorpora  y lo digiere enseguida. Así que  resulta un acolchado ideal para cubrir los bancales encima del compost. Además, la paja debo pedirla a un agricultor vecino y el BRF se puede producir aquí  mismo.

    La paja está compuesta casi en su totalidad de carbono, que es difícil de digerir y para hacerlo la flora  del suelo necesita  usar parte de su nitrógeno. Aunque  más tarde éste es  liberado de nuevo al suelo,  tras incorporar  la paja hay un periodo, que se conoce como " hambre de nitrógeno"  en que  este elemento escasea en el bancal.


    Así que reuní  ramas bajas de robles de los alrededores,  y las trituré con  este aparatito que compré. Es eléctrico ( 2400 W) y admite ramas de hasta 3-4 cm de grueso, básicamente todo lo que no resulta útil para encender la estufa, incluyendo las hojas y ramillas. Tritura también ramas de poda de setos y frutales, y he probado  con  aliagas y  con rosal silvestre, aunque en este caso hay que procurar que  no haya escaramujos para evitar que germinen y  proliferen en el huerto.  De este modo puedo deshacerme de  esa vegetación que pincha y que  nunca sabes dónde poner cuando desbrozas.

Tragando rama de roble
      El  Biotriturador ( tiene ese temible  nombre) es de los más sencillos  del mercado  ( costó 140 € ) y aunque  los hay mucho más eficaces, para ramas más gordas, a  gasolina en vez de eléctricos, etc., a mi éste me resulta suficiente pues tengo electricidad disponible y no pretendo hacer grandes cantidades.  Trabajar con él es agradable, solo hay que meter las ramas con sus hojas y el aparato las  va tragando por sí mismo con una pequeña ayuda;  el  triturado resultante se recoge en el cubo, listo para ser esparcido. En media hora de máquina pueden obtenerse un par de cubos como se ve en la foto, que dan  para cubrir uno de los bancales elevados  de unos 4 m2.



     
Recogiendo el triturado
Mitad paja, mitad BRF
 El aparato es muy seguro y no demasiado ruidoso Hay que  utilizar guantes para no arañarse con las ramas . 


Primer plano de BRF
      La pasada primavera ya probé a acolchar  un bancal con BRF. Al final del verano casi todo había desaparecido, pero la tierra, que es muy arcillosa, estaba mucho más suelta y más negra, como enriquecida. Aun no he cultivado nada en ese lugar, pero se ve excelente, agradable al tacto. Tengo previsto poner frambuesas cuando el tiempo lo permita.


   Aunque me declaro enamorado del BRF, la paja, que he utilizado mucho tiempo, ha dado también excelente resultado, dado que uso compost que aporta gran fertilidad  y con el acolchado sólo  se pretende proteger la microflora y fauna del suelo .

 El acolchado en la ropa que protege el suelo
 de las inclemencias del viento, del frío, de la sequedad  y  
y de los rayos ultravioletas.

     Sólo se trata de imitar la naturaleza.  El suelo vivo nunca está desnudo. El suelo de verdad fértil es el bosque y  está cubierto de hojas y  ramas  caídas que van depositándose encima de lo anterior. 


    Un terreno desnudo se va llenando de vida poco a poco; primero en las capas más superficiales, con hierbas rápidas que cubren el suelo. Después se establecen matorrales y arbustos que profundizan un poco mas con sus raíces; finalmente se establecen los árboles, cuyas raíces penetran a gran profundidad y bombean desde el subsuelo toda clase de minerales profundos  y los convierten en  hojas y ramas que al caer van aportando materia orgánica como un acolchado. Ellos son el principio de la vida, ampliándose a sí misma.

    Aún más: Cuando la tierra está desnuda se protege primero con  plantas de  pinchos, zarzas, escaramujos, aliagas, erizones,.. que tienen más posibilidades de no ser perturbados. Conforme en esa calma se va creando materia orgánica, empiezan a aparecer otras especies, algo más grandes,  como el boj, muy rústicas en sus necesidades pero menos defendidas que van encontrando su sitio. Después, algunos árboles muy resistentes, como  pinos, enebros , las especies  más antiguas en la evolución. Más tarde, en el microclima que crea ese bosque,van encontrando hueco especies cada vez  más evolucionadas,  el haya,la encina o el roble  y toda la variedad de  los árboles de hoja caduca.

     Cuanto más fertil es el suelo, más evolucionado es un paraje y la naturaleza   puede expresar más belleza, más colorido, más variedad. Es el camino de la vida  llenándolo todo, evolucionando hacia la perfección.



Imagen de la última nevada
La ultima foto del invernadero,


 El pobre invernadero sucumbió bajo el peso de la nieve. Esta es su última foto. Había soportado otras nevadas, varios vendavales y granizos , mucho sol y temperaturas que ya el termómetro no podía medir pues pasaban de los 55º C. 

Sirva esto como homenaje a su servicio, pues cumplió fielmente durante  4 ó 5 años a pesar de estar construido con materiales reciclados, tubería de P.E. y varilla de construcción de 8 mm.

Esta primavera habrá que reconstruirlo aún más hermoso. 

Gracias amigo invernadero.

El silencio del invierno

El invierno en la montaña nos conduce al interior.  
 Aunque los días suelen ser  maravillosamente soleados, 
las noches son frías . 
El sol se esconde pronto y sale tarde 
y toda la naturaleza se pone al ralentí.
Deja de crecer la hierba,
 los árboles sin hojas esperan pacientemente, 
apenas se oyen pájaros
y las gallinas dejan casi de poner. 
El huerto está desierto, excepto unos puerros que sobreviven a pesar de las heladas nocturnas.

 En la montaña, incluso  los humanos son arrastrados por el ritmo de la estación fría:
Se detienen los tractores, escasean los visitantes 
y el pastor mantiene  las ovejas lejos, guardadas en el redil.
y entonces...
llega  el silencio.

Al principio resulta extraño, como si algo faltara en el paisaje.
Hay noches  en que el silencio es tan profundo
 que crees escuchar el zumbido de tus propias células, 
como hirviendo de electricidad.

Después , cuando no hay nada que ver, 
nada que escuchar  allá afuera ,
descubres como por azar, 
como si se hubiese encendido una bombilla,
que el silencio externo es hermoso
y que existe  además otro mundo enorme dentro de tí mismo:
hay millones de pensamientos, de recuerdos,
  imágenes,  músicas,  ideas, 
geometría, poesía, emociones,
amor, resentimientos, errores cometidos, 
planes de futuro, cosas que mejorar...

 Allí comienza el viaje al interior. 
Hay tanto material para ser procesado , revisado, 
ordenado, comprendido. 
Tal vez sea ése el  primer punto del "Conócete a tí mismo."
En ese estado la mente se siente ligera y clara, 
y va  viajando como una mariposa entre ese contenido
 que es la memoria de todo lo vivido hasta el momento.

Es un tiempo dulce, 
a pesar de que uno es también consciente
de muchísimos  errores , limitaciones y miserias,
 pues se siente la Luz que está iluminándolo todo.

Pero más tarde...

Después de un largo tiempo  en ese viaje,
 comprendes de pronto, 
 también como por azar,
que escuchar todo aquello es quizás en vano,
que es lo mismo que escuchar tractores, niños, pájaros,
arroyos o aviones 
y entonces dices: "Ah, vale" 
 y callas, 
apagas la radio, la Tdt interior 
y entonces el silencio del invierno ha entrado de verdad, 
y lo que se siente
 ya no es explicable de ningún modo.




El silencio es un poder sanador

El silencio es curativo. Florence Nigthingale, le enfermera que inspiró la creación de la Cruz Roja,  decía, hacia 1850, que el ruido innecesario es la más cruel falta de atención que puede infligirse a un enfermo.

El silencio es regalo porque permite a la persona vivir  dentro de su propio ritmo. En el propio cuerpo  y en la mente, hay un millón de procesos que deben armonizarse, como las ruedas de un reloj o los instrumentos para una sinfonía.  Y lo consiguen cuando no son perturbados desde fuera.

Sabemos cómo el ruido extremo de un aeropuerto  produce graves problemas de salud. Otros menos extremos producen problemas menores. El sonido, el ruido, como también la música, son vibraciónes que nos atraviesan y nos hacen vibrar imponiendo su ritmo sobre el de nuestra persona. En comercios, supermercados, gasolineras, y en cualquier sitio hay músicas que lo impregnan todo,  con la intención consciente o inconsciente  de aturdirnos para que compremos más.



Por ese poder que tiene el sonido de penetrarnos, es difícil  al escuchar determinados ritmos  evitar que el pie  baile  solo;  incluso en personas sordas,  pues no depende del oido. Tal vez debamos controlar lo que escuchamos tanto como controlar lo que comemos para evitar el colesterol o el azucar.

Es conocido que los soldados que marchan en formación al llegar a un puente tienen que dejar de marcar el paso, pues la vibración de todos al unísono ( un solo sonido) puede derribar el puente. Tal vez cayeran las murallas de Jericó por la vibración de unas trompetas. Tal vez cayó  en 1940 el  magnífico Puente colgante de Tacoma (USA) por el silbido del viento sobre los cables de los que se sustentaba.

Dice el hinduismo que el  sonido del OM es el origen de todo el universo.
Yo supongo que el Big Bang también debió tener su sonido aunque no estuviésemos los humanos para escucharlo y aunque la ciencia no lo nombra.

Por cierto, que también
 " En el principio era el verbo" 
o sea la palabra o sea el sonido.

Una clásica adivinanza:
¿ Qué es tan frágil que se rompe con solo decir su nombre ? 

 Atendiendo a los ritmos de  ruidos y músicas que nos rodean no alcanzamos a  atender al  ritmo de  nuestro interior.

 Es por eso que  el silencio, como la oscuridad, debiera ser patrimonio de la humanidad,  y considerado como un tesoro.

El silencio es tan importante como la  biodiversidad,  como el aire limpio o el agua no contaminada.

Así que escucho el Silencio del invierno, aquí en la montaña,
 y dejo que penetre en mi persona y lo suavice todo,
 como un OM. 

  

Nieve de enero

            Desde donde escribo veo cómo la primera nevada del año va cubriéndolo todo poco a poco ante la ventana. 
 El color blanco parece un manto de pureza que tapa todas las imperfecciones del paisaje y lo llena todo de luz aunque el cielo esté gris.
 Empezó anoche dulcemente y aún quiere seguir. 

Somos afortunados porque la madera de roble que creció con el sol de los veranos, devuelve en el hogar ahora  la energía  solar que recogió,   junto con su crepitar, su aroma y la belleza de las llamas. Es un día para sentarse caliente y mirar para adentro.


Buda sonríe inmutable
 El invierno ha sido suave hasta ahora. Tal vez demasiado. La temperatura mínima ha sido de 8º bajo cero, cuando otros años solía llegarse a  los 14 ó 15. 

 El cambio climático trae ciertas ventajas en estos climas fríos, aunque  es preocupante porque trae también otros problemas. Los insectos por ejemplo buscan su cota favorita y emigran hacia el norte  y están apareciendo plagas que la naturaleza aquí no está preparada para recibir.  Por otra parte, con días cálidos, la vegetación brota antes de tiempo  y si después viene algún día más frío los brotes se hielan fácilmente. Son sólo dos pequeños detalles.

Nuestra relación con el cambio climático está muy bien expresada en esa historia de la rana:

 Si una rana cae sobre el  agua  hirviendo, apenas toca el agua  da un gran salto y escapa; pero si la pones en agua tibia y vas calentando poco a poco, la rana no termina de saltar y acaba por morir en el agua caliente. 

A pesar de tantas voces de advertencia no conseguimos escuchar ni cambiar. Tal vez necesitaremos algún desastre.

Siento cierto dolor por las generaciones futuras. Me viene a la memoria una frase de alguien:

Cómo el espino blanco se adorna de blanco.



" La tierra no es sólo para nosotros, 
sino que la recibimos 
de nuestros padres y abuelos
 para entregarla a nuestros hijos y nietos".







Los bancales del huerto, bajo la nieve
  Por eso cuidamos
 lo mejor posible 
 este trocito de planeta 
al que llamamos  Jardín.



 



Y un toque de color: Estos bonitos cherrys se recogieron del invernadero casi en navidad . Algo impensable en este clima.

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